sábado, 24 de julio de 2010

LA BOLA DE FUEGO

Era un 17 de octubre de 1992 era una tarde fría como una tragedia anunciada un trabajador llamado GUACO ARIAS estaba haciendo una labor en aquella arrocera y el pobre guaco ya cansado de aquella labor de esa tarde fue tan dómalas que la zorra del tractor quedo enterrada en un tramo pantanoso y esa tarde guaco con sus amigos le toco quedarse para poder sacar aquella zorra que el terreno era tan pantanoso que cuando se metieron a empujar la zorra, el barro le quedaba en la cintura entonces era muy complicado poder sacar aquella zorra ya se paso la noche empezaron las chicharas y los grillos con su respetivo sonio y la brisa que silbaba, la luna amañadora con sus lindo luceros que alumbraba toda nuestra hermosa llanura, y un espantoso pájaro que silbaba como si fuera a pasar una tragedia guaco con poquito de nerviosismo se fue a la orilla del rio el miro donde el pájaro silbaba cada vez más y más fuerte y el observo que algo se movía y se dio cuenta que esa sombra se acerco donde se encontraba el, sintiendo luego un escalofrío que le corría de los pies a la cabeza y con mucho miedo salió con una disimulada pero acelerada carrerita para donde estaba los compañeros y el de los nervios y para no quedar como un cobarde no le conto a sus amigos y sus amigos al verle la cara pálida y su semblante como de tragedia le decían ¿qué paso? El esquivando las miradas y cambiando de tema, no les dijo nada para no preocuparlos y siguieron tratando de sacar la zorra. De pronto el viento arreció, se escuchaba como si trajera lamentos, pero con tonadas sepulcrales, se comenzó a sentir calor como el calor del medio día y exactamente del sitio por donde venia Guaco del rio, salió una bola de fuego que cada vez se acercaba su tamaño aumentaba cada vez estaba más próxima al lugar donde estaban ellos
del susto y como es costumbre en la región para ahuyentar un espíritu es necesario rezar, elevar plegarias al cielo para que el espíritu se aleje. Se colocaron a rezar, ya faltando unos metros para que llegara donde ellos los compañeros comenzaron a insultar a Guaco dizque por que tenia la culpa que este espanto hubiera salido, sin notarlo al principio la bola de fuego se fue apartando hecho que llamo la atención de uno de los amigos de Guaco y les dijo a todos que siguieran diciendo malas palabras y fue así como desapareció aquel espanto. Guaco y sus compañeros aterrorizados hicieron esfuerzos sobre humanos y sacaron la zorra de aquel tramo pantanoso. Cuando llegaron al campamento y contaron a los que estaban allí, la mayoría no les creyó y dijeron que eso lo inventaban ellos como excusa porque habían llegado tarde, algunos dieron explicaciones y que eso era un fenómeno natural, pero lo único cierto es que Don Guaco vive hoy aquí en la vereda con nosotros y cuando esta contándonos su historia. En su rostro se nota la angustia y el miedo que sufrieron ese día.
Escritor: Jhonny Castañeda Grado 7°

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